Por su estilo típico de “pueblito mexicano”, con sus calles desiguales y empedradas, y techos de teja roja, Vallarta ha encantado a generaciones de viajeros. Descubre aquí seis esenciales para disfrutarla ¡al máximo!"
Hospédate en un Hotel Boutique en el centro de la ciudad
La comodidad y el gran lujo de alojarte en el centro, te regala incomparables vistas –como la de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe con su sobresaliente corona, además de la cercanía de todo cuanto Puerto Vallarta tiene que ofrecerte, tan sólo a unos pasos. Si estás pensando en algo realmente hermoso, Hacienda San Ángel es la mejor opción. Su dueña, de gusto impecable y refinado, tuvo el tino de unir cuatro casas clásicas, y remodelar una villa y una capilla en la acera de enfrente, que son en conjunto uno de los hoteles más encantadores del país, sin temor a equivocarme. Por doquier hay una obra de arte de gran valor y los jardines, las habitaciones, los patios, las fuentes y las piscinas se conjugan con perfecta armonía.
Su gran tesoro: Los nueve perritos de la casa que dan la bienvenida a los huéspedes y que son parte importante en la vida de este gran hotel.
Su secreto: El recibidor y el patio pertenecieron a lo que alguna vez fue la casa que Richard Burton.
El imperdible: Una cena gourmet en su restaurante con vista a la bahía para ver desde ahí el atardecer.
Visita a una diseñadora local y algunas galerías
Conoce a una de las diseñadoras con más ángel de la región: Ximena Cortés, con una gran sonrisa y vistiendo sus creaciones, me enseñó todo cuanto había en su tienda en el centro de Puerto Vallarta. Ella describe su trabajo como ropa y accesorios artesanales mexicanos, elaborados 100% a mano, con el que ayuda a la promoción del comercio justo en comunidades indígenas cercanas a Vallarta, sobre todo nayaritas. Vestidos, faldas, sombreros, bolsas y mucho más son intervenidos por Ximena para impregnarles “ese cachito de ella”, de lo que resulta una alegre y divertida creación, casi única, pues no hace nada en serie. La diseñadora nos contó que desde pequeña aprendió de su madre que podía hacer cualquier cosa que le gustara, pues en ese entonces no podía comprarlas; así desarrolló una gran habilidad para crear y transformar cosas, como las que ahora ofrece a sus asiduas clientas y fans en Facebook de Cachito Mío.
Aunque no es la única galería de Sergio Bustamante en el país, sí es una de las más bellas, por lo que no dudé en visitarla y admirar sus esculturas en cerámica, bronce y resina, por supuesto firmadas por el autor.
Luego recomiendo pasar a la galería Haus der Kunst, recién abierta en la casa de Guerrero 339. Ahí me tocó ver la exposición del artista Francisco Morales, Reiteraciones de Ruta, sin lugar a dudas me invitó a seguir viajando y encontrar que todos, sin importar el lugar del mundo, tenemos mucho en común. La misión de esta galería es mostrar arte accesible para todos, concepto que me entusiasmó.
Peyote People se auto nombra como “arte nativo con alma”; y así es. Kevin, su dueño, es un apasionado del arte indígena de nuestro país, pero en especial del . Por lo que nos contó, él vivió largas temporadas con ellos y sólo así pudo entender un poco de su cosmogonía y transmitirla a quienes se acercan a este mágico lugar. Por favor, no dudes en preguntar por él y te ayudará a reconocer las firmas de los artistas huicholes en cada una de las invaluables piezas que ahí se exhiben.
Consejo: Compra en Cachito Mío al menos un sombrero con apliques bordados a mano para lucirlo en el malecón.
Toca el arte y saborea la tuba en el malecón
Más allá de las galerías, el arte se permea a lo largo de todo el bello y ya histórico malecón. Comencé a caminarlo desde la Plaza Principal, a la altura de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe (S.XX), y ahí mismo, es imprescindible probar la deliciosa bebida regional: la tuba. Es una especie de aguamiel que destila la flor de la palma de coco, y que recolectan los “palaperos”. Es de color rosa pálido, dulce y con manzana picada y trocitos de nuez, ¡una delicia! La venden en unos grandes bules tapados con olote llamados “balsas”. Ya con tuba en mano, comencé a caminar para encontrar todo tipo de demostraciones artísticas locales: pinturas al óleo, figuras extraordinarias y monumentales de arena, estatuas vivientes, esculturas de Sergio Bustamante y otros artistas, que son ya parte del paisaje vallartense. Cuando menos lo esperas, ya estás pisando la arena y la consigna es continuar el periplo por la playa hasta elegir un lugar para comer. El elegido fue Barracuda.
Los imperdibles en Barracuda: Los tacos de camarón, rissoto de pulpo y chicharrón de pescado.
Quédate con un vecino muy especial: Casa de Mita, en una de las mejores playas de la Riviera Nayarita
Si como yo, te mueres por disfrutar más aún de la playa, tienes que conocer a un vecino de lujo de Vallarta: Casa de Mita, en Punta Mita, Nayarit, a tan sólo 40 minutos al norte. Es difícil hacerle justicia a este Hotel Boutique en algunos renglones y otras tantas imágenes. Los conceptos que surgen durante la estancia son muchos: generosidad, paz, perfección, discreción, sencillez, privacidad, elegancia, comodidad... Todo esto lo capta un gran equipo de anfitriones que como amigos se entregan a manos llenas en cada uno de sus finos detalles. El hotel es una adorable villa en la playa, con áreas abiertas con espacios sumamente disfrutables para tomar el sol o refugiarse de él bajo las palmeras. Todas las habitaciones tienen bellos muebles tallados a mano y las antigüedades de todo el mundo, piezas de arte, mosaicos pintados a mano y materiales naturales, como la piedra laja, hacen la notable diferencia.
Su gran tesoro: Sin duda, su personal.
Su secreto:Toman en cuenta todas las inquietudes y deseos de sus huéspedes para mejorar cada día. Un ejemplo es que tienen a la disposición de sus visitantes una cámara digital y un Ipad para consultar periódicos de todo el mundo.
El imperdible: La margarita clásica y la cena con un menú que cambia diariamente. Todo sencillamente espléndido.
Manos unidas
También visitamos a Peace, una organización sin fines de lucro formada por tres programas principales que se centran en la educación, el espíritu empresarial, la ecología, el bienestar de los animales y el compromiso de la comunidad de Punta Mita, Nayarit. Fue un placer conocer a Molly Fisher y su equipo de desinteresados colaboradores y colaboradoras que no tienen otro propósito más que de compartir lo que saben con las mujeres y niños.
Toma una clase de paddle surf
Cuando llegué a Vallarta, me puse en contacto con una gran amiga, quien me recomendó tomar una clase de paddle, tal como ella lo hace diariamente muy temprano. Me pareció muy original y emocionante que el instructor fuera hasta mi hotel para ello. Por supuesto que no podía desaprovechar la oportunidad de aprender algo nuevo y disfrutar de una forma diferente el mar. Así fue como llegó Adam Finer, de Pacific Paddle Surf, hasta Casa de Mita para enseñarme todos los trucos de este deporte. Es una antigua forma de deslizamiento en la que el navegante utiliza un remo para desplazarse por el agua mientras permanece de pie en una tabla de surf más grande de lo normal. Entre las ventajas están el ángulo de visibilidad, que lo pueden practicar todo tipo de personas (desde pequeños hasta edad adulta) y es una excelente forma de acondicionamiento físico. Los principios básicos fueron en la alberca y después nos lanzamos al mar. Aunque mi desempeño fue bastante torpe en el mar, ¡me divertí mucho!
Pueblea en el Tuito
El Tuito es una localidad del municipio de Cabo Corrientes, en Jalisco, al sur de Puerto Vallarta. Se localiza en un área montañosa por lo que se respira un ambiente totalmente distinto al de Vallarta. Los colores naranja y amarillo de las casas lo distinguen y las ruinas de la Ex Hacienda San José (1875) y los petroglifos atraen a mucha gente interesada en la historia de esta parte de México. Después de dar una vuelta por el encantador lugar, me recomendaron que pasara a conocer El Jardín del Tuito, un hotelito muy singular. Después de recorrer 4,500 km en auto, su soñadora dueña de origen francés y creadora, Laurence “Lolo”, eligió este poblado para quedarse a vivir y realizar el sueño de su vida: dar alojamiento a personas buenas y de buen gusto que amen a México. ¡Eso me pareció motivo de sobra para ir a conocerla! Lo que viví fue totalmente conmovedor. Para una mujer que como yo, viaja sola, encontrar en el camino a personas llenas de luz y creatividad es todo un tesoro. Así que El Jardín del Tuito fue mi otro tesoro del viaje. Coincidentemente, se habían reunido algunos productores locales en lo que le llamaron el Festival de Panela, así que el ambiente festivo y relajado me envolvió. Buen vino, panadería, productos orgánicos y por supuesto queso panela eran los protagonistas. Pero entre ellos brillaban los anfitriones que primero, nos enseñaron las habitaciones y el concepto del hotel que recuerda a París. Sí, París en el Tuito, con arte e intervención de objetos inspiración de Lolo. Qué ganas de quedarme un par de días; lástima que no pude hacerlo, pero les aseguro que ¡regresaré para disfrutar con mis nuevos amigos!
Su gran tesoro: Las manos de Lolo que lo transforman todo. ¡Una silla de plástico en una obra de arte!
Su secreto: La hija de Lolo es la primera alumna francesa en la escuela local.
El imperdible: Comprar queso panela en el pueblo y una original prenda de la boutique del Jardín del Tuito.